jueves, 24 de agosto de 2017

Necesitas sentir ese dolor otra vez, que te avise que hoy es siempre todavía...







Es como conducir
por una carretera vacía
en un día gris.
Sigues tu camino
como si nada pasara,
sin querer pensar en lo que dejas atrás.
Miras a los lados.
Te fijas distraídamente en señales
de salidas alternativas,
sin mucha pasión e interés.

De vez en cuando oteas el horizonte
pero no sabes dónde vas...

Y, mientras sigues tu camino,
un relámpago se refleja en el retrovisor
y su luminosidad te atrapa.
Te quedas mirando fijamente
esperando que caiga otro rayo más
que dañe la sensibilidad de tu retina.
Pensando que estás hecho de tormentas,
de caminos curvos 
y no de líneas rectas.
De destinos escondidos
que apenas alguna vez
sentiste compartir.



Entonces una sonrisa triste
y una punzada
en algún lugar que todavía palpita...












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