viernes, 17 de agosto de 2018

Que si te azoto-zoto










Que si sí
Que si no
Que si casi casi
Que si poco a poco
Que si paro, que si vuelvo a empezar
Que si te muerdo, que si te doy la mano
Que si la quito, que si te como todo
Que si caricias, que si te azoto-zoto

(¡Zas! ¡Zas! ¡Zas!)

Que si te gusta
Que si te niego todo
Que si te lo vuelvo a dar
Que si me vuelves loco
Que si vamos un poquito más allá...











“Quiero ver tu perversión
hasta dónde llegas, 
hasta dónde me has llevado... 
(que si mentiste o decías la verdad...)
ven y pierde la razón, quiero que me ruegues y me mires a los ojos...”










miércoles, 15 de agosto de 2018

La talla exacta de tus sueños...







Te lo he dicho muchas veces, soy material altamente inflamable.
Cuando me enciendo, nunca sé parar. Todo me es insuficiente. Soy adicto a la intensidad.
Si he bajado las barreras -y contigo hace mucho que cayeron- no hay nada que se me dé mejor que arder...

(Gracias por compartir tus sueños)










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      “Hace poco escuché una frase de un atleta profesional: “El amor no es placer compartido, sino dolor compartido”. Una buena observación. Desde luego que podemos disfrutar de una cena con nuestra pareja, por ejemplo. No estoy cuestionando el valor del gozo compartido. Pero si deseamos que una relación resulte más íntima y genuina, es necesario que compartamos con nuestra pareja aquello que tanto miedo nos provoca expresar delante de nadie. Al hacerlo, la otra persona es libre de imitarnos. Pero, en realidad, lo que más nos preocupa es mantener nuestra imagen, sobre todo frente a alguien a quien intentamos impresionar.

      Compartir nuestro dolor no significa contar a nuestra pareja lo mucho que él o ella nos irrita; eso es otra forma de decirle: “Estoy enfadada/o contigo”... Lo que nos abre es el hecho de compartir nuestras vulnerabilidades. En ocasiones encontramos alguna pareja que ha llevado a cabo este difícil trabajo durante toda su vida, un proceso que les ha hecho envejecer juntos. Entre ellos se percibe el enorme bienestar, la serenidad que los une. Y aunque se trata de una sensación hermosa, resulta muy poco habitual. Sin esta cualidad de apertura y vulnerabilidad, los miembros de la pareja en realidad no llegan a conocerse, sino que se limitan a ser una imagen que vive con otra imagen.”

Charlotte Joko Beck














domingo, 12 de agosto de 2018

El espacio dentro del espacio, entre tus brazos, fuera del tiempo...











Y ahora no podía escribir. Se había quedado mirando al cielo, intentando no atrapar las nubes... en el espacio dentro del espacio, entre sus brazos, fuera del tiempo...



Amplitud. Libertad. Todas las ganas del mundo para ti, como sea...



Nunca hay prisa para lo bueno.

"El amor es el único "juego" donde siempre hay que empatar"




Te quiero...












jueves, 9 de agosto de 2018

Las galaxias se han vuelto locas











Y así, entre suspiro y suspiro
a sus días ataron con cuerda
y tirando de ellos
-desde el otro extremo-
se encontraron a mitad de camino
y se mezclaron
creando otra nueva Vida
donde dormir
no estaba permitido
partir
no se encontraba en el diccionario
la guerra
sólo estaba concebida entre sábanas blancas
y cualquier separación
era pura entelequia...

Se convirtieron en centro
de los giros del sol
los planetas
se pusieron en fila india
amontonando sus pasos
las galaxias
variaron su discurrir 
por el firmamento
y todos confluyeron a su encuentro
a preguntar
cómo era posible que
siendo ellos dos 
tan pequeños
todo hubiera cambiado tanto...

Pero ellos no supieron qué contestar
mientras la entropía
anonadada
se fue a echar la siesta
con la almohada
de otro universo más dormido

No vieron a la luna
ni al sol
girar en elipse a su vera
no vieron los planetas
dar traspiés
ni al cónclave de galaxias murmurar
el motivo por el que la luz
había variado de rumbo...

Sólo veían labios
entre sus besos
piel
entre sus manos
calor, placer y humedad
en el batir de su sexo
ojos luminosos
devolviéndose las miradas...
y algo indefinible
e incandescente
-como una llama-
ardiéndoles dentro del pecho
cuyo centro era
el imán misterioso
que lo alteraba todo
dotando de sentido y Amor
el caos externo...



















Besayunos...













(...) (¡...!) (uffff.... ¡ay!) (ja, ja, ja...) (ohhhh...) (siiiií...) (mmmmm...) (buffff...) (¡Mmmmmm...!) (... joer...) (ahhhhh...) (...dios...) (mua mua muaaaaaaaaa, muaa mua muaaaaaaaaaa...) (ayyyy...) (...)


















lunes, 6 de agosto de 2018

Riesgo...




La seguridad es en gran medida una superstición. No existe en la naturaleza, ni los hijos de los hombres la experimentan. A largo plazo, evitar el peligro no resulta más seguro que exponernos a él directamente. La vida es una osada aventura o no es nada.

Hellen Keller













      Nadie puede saber lo que es la vida, pero tenemos la oportunidad de experimentarla directamente. Los seres humanos recibimos ese don, pero no lo aceptamos; no experimentamos nuestra vida de forma directa sino que nos pasamos todos los años de nuestra existencia protegiéndonos. Cuando nuestros sistemas de protección fallan, entonces nos culpamos a nosotros mismos, o a otras personas. Contamos con sistemas para encubrir nuestros problemas; no deseamos afrontar el dolor de la vida de forma directa. Pero, de hecho, cuando lo hacemos descubrimos que vivir es un magnífico viaje.

         Por supuesto que está muy bien contratar seguros de vida y verificar que los frenos de nuestro coche se encuentren en buenas condiciones. Pero, al final, ni siquiera esas preocupaciones nos salvan; tarde o temprano, todos nuestros sistemas de protección fallan. Nadie puede resolver el koan de la vida por completo, aunque siempre imaginamos que tal o cual persona seguramente lo ha conseguido. Culpamos a los demás porque creemos que deberían comprender la vida. Y a pesar de que ni nosotros mismos la entendemos, aun así creemos que nadie jamás debería descuidar su forma de vivir. Todos somos descuidados porque estamos inmersos en este juego de autoprotección en lugar de jugar al verdadero juego de la vida. La vida no es un espacio seguro. Nunca lo ha sido y jamás lo será. Si hemos permanecido en el ojo del huracán durante un año o dos, el hecho tampoco tiene demasiada trascendencia. No existe ningún espacio seguro, ni para nuestro dinero, ni para nosotros mismos, ni para las personas que amamos. Y no nos corresponde preocuparnos por ello.

      Mientras nos neguemos a comprender que este juego no funciona, no jugaremos al verdadero juego. Algunas personas no lo consiguen jamás y mueren sin tan siquiera haber vivido. Y eso es malísimo. Podemos pasarnos la vida culpando a los demás, o a las circunstancias, de nuestra mala suerte, y pensando de qué manera debería haber transcurrido nuestra vida. Y podemos morir de esa manera, si eso es lo que queremos. Es nuestro privilegio, pero no resulta divertido. Tenemos que abrirnos al enorme juego del que formamos parte. Nuestra práctica deber ser cuidadosa, meticulosa, paciente. Debemos afrontarlo todo.

Charlotte Joko Beck
  












domingo, 5 de agosto de 2018

Decadencias...








      Eva es el arquetipo vivo de mujer que siempre deseó. Eva y su incitante manzana, adornada por un millar de serpientes. Pero era él el que estaba en una clínica mental por haberse pasado con el litio. Su bipolaridad había alcanzado cotas insospechadas de exceso. Había pasado de follarla durante horas contra la pared, a despertarse solo, con la cabeza entre las manos, en una esquina de su sucia habitación, aislado del mundo. Porque Eva era la incitación que reclamaba puentes contra la reclusión y la mentira en que había convertido su vida, con esa falsa seguridad fingida.

      Eva y su cuerpo, Eva y su calor. Eva y sus labios. Están tan vivos y él tan muerto. Y le da tanto miedo el milagro de su resurrección que no sabe si podrá soportar tanta vida habitando sus sombras. Eva es una puta repleta de amor divino, que le hace vivir. Y al notar cómo se desperezan sus manos al recorrer su cuerpo, todo él tiembla sin poderlo evitar...


      La última vez que la folló terminó llorando. Pensó que todo aquello era demasiado terrible y, al día siguiente, aislado en su casa, ni siquiera fue capaz de levantar las persianas para que entrara la luz. Temía mirarse al espejo y sentir que ya no era un muerto en vida. Porque era la vida que no podía controlar lo que tanto lo asustaba... Y fue entonces cuando sonó el móvil otra vez. Era Eva a la espera de una contestación para un largo paseo por el parque, en el que le quería hablar del último libro que había caído en sus manos, mientras él, seguramente, no podría reparar en nada más allá de sus labios tan vivos, de sus caderas ondulantes, del brutal deseo que anidaba en su interior...













viernes, 3 de agosto de 2018

Una parcela de cielo en la tierra




      Cada día se encamina a su destino con mayor necesidad, por un estrecho sendero. Es Agosto y su calor un compañero especialmente pesado que no consigue hacerle desfallecer. En sus ojos el deseo de una piel. En sus dedos un surco acariciado, por el que recorre su espalda cuando dormida yace todavía en la cama, antes de amanecer. En su corazón un latido, que resuena como el eco en otro pecho. En su mente un pensamiento, también compartido, y una voz, y un nombre, que lo llenan todo... 
      Al ir y regresar, en su día a día, el susurro de la llamada se cuela entre los pliegues de su conciencia. La busca, la piensa, la siente. La gravitación general tiene una nueva ley de atracción, cuyo nombre es maravilla y belleza; y todo gira en torno a él...
    Muere por ella, y las ganas le estallan de tal forma en el alma que la convierten en cuerpo, y con él atraviesa la distancia que los separa para aniquilar la agonía, abrazando su entrega de forma continua...













jueves, 2 de agosto de 2018

Juntar el paraíso









Vivo en posibilidades -
morada más hermosa que la palabra -
en ventanas más numerosa -
óptima - en puertas -

en reductos como los cedros -
inexpugnables al ojo -
para un techo imperecedero -
los tejados del cielo -

visitas- las más preciosas -
ocupación - ésta -
extender bien abiertas mis angostas manos
para juntar el paraíso -


Emily Dickinson

















miércoles, 1 de agosto de 2018

Tras la tempestad, la calma







      Amaneció con una inevitable sonrisa en los labios, como si hubieran florecido. Sus labios rojos. A ella le encantan sus labios. Tienen tanta vida y son tan perfectos como el alma que los habita. Y está muy orgullosa de ellos, lo sé. Y yo lo estoy de ella, no sólo de sus labios, aunque los quiero besar una y otra vez, como a sus párpados, como a su cuello, como a sus brazos, uno en especial... Ella es belleza robada de un paraíso que alguna vez conocí, y me la otorga sin pedir nada a cambio. Cuanto más preocupada por ella está, más se preocupa por mí y por todo su entorno: inusual comportamiento que nunca había encontrado antes en nadie, que me deja sin aliento. No digo nada, pero la observo mientras contengo la respiración. No quiero que sepa que la miro y alterar para nada su forma de proceder... Verla evolucionar en su mundo es como contemplar el baile de una libélula majestuosa; como una coreografía perfecta interpretada por una bailarina que nunca da un traspié, mientras esparce el aroma de su cariño sin ni siquiera darse cuenta... Me maravilla su baile, su danza divina; saber que ella no se percata de lo que hace, porque le nace de dentro sin más. Y es que es así, tan natural como una puesta de sol. Tan natural como el agua empapando el suelo seco en una tormenta. Y a mí me empapa por completo. Me llena con su luz. Me hace sentir tan vivo que casi diría que no recuerdo lo que era estar dormido en medio de la rutina. Más luminosa que el sol, que ilumina las tinieblas...