viernes, 3 de agosto de 2018

Una parcela de cielo en la tierra




      Cada día se encamina a su destino con mayor necesidad, por un estrecho sendero. Es Agosto y su calor un compañero especialmente pesado que no consigue hacerle desfallecer. En sus ojos el deseo de una piel. En sus dedos un surco acariciado, por el que recorre su espalda cuando dormida yace todavía en la cama, antes de amanecer. En su corazón un latido, que resuena como el eco en otro pecho. En su mente un pensamiento, también compartido, y una voz, y un nombre, que lo llenan todo... 
      Al ir y regresar, en su día a día, el susurro de la llamada se cuela entre los pliegues de su conciencia. La busca, la piensa, la siente. La gravitación general tiene una nueva ley de atracción, cuyo nombre es maravilla y belleza; y todo gira en torno a él...
    Muere por ella, y las ganas le estallan de tal forma en el alma que la convierten en cuerpo, y con él atraviesa la distancia que los separa para aniquilar la agonía, abrazando su entrega de forma continua...













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