jueves, 24 de agosto de 2017

Necesitas sentir ese dolor otra vez, que te avise que hoy es siempre todavía...







Es como conducir
por una carretera vacía
en un día gris.
Sigues tu camino
como si nada pasara,
sin querer pensar en lo que dejas atrás.
Miras a los lados.
Te fijas distraídamente en señales
de salidas alternativas,
sin mucha pasión e interés.

De vez en cuando oteas el horizonte
pero no sabes dónde vas...

Y, mientras sigues tu camino,
un relámpago se refleja en el retrovisor
y su luminosidad te atrapa.
Te quedas mirando fijamente
esperando que caiga otro rayo más
que dañe la sensibilidad de tu retina.
Pensando que estás hecho de tormentas,
de caminos curvos 
y no de líneas rectas.
De destinos escondidos
que apenas alguna vez
sentiste compartir.



Entonces una sonrisa triste
y una punzada
en algún lugar que todavía palpita...












domingo, 13 de agosto de 2017

De convenciones y otras mierdas...







Un suspiro. El aire sale una última vez y... nada más. Y da que pensar. Mucho. Quiero decir: ¿qué coño hacemos aquí? Quieres a una persona. La quieres de verdad. Mucho más de lo que creías quererla. Llevas toda la vida con esa persona cerca de ti, hasta el punto de que no puedes mirar atrás y entender tu vida sin ella. Y un minuto después, no está; o mejor dicho, está ahí, inerte, después de ese último aliento... Y lo llevas mal, muy mal. Piensas que no, que la vida es así; que así son las cosas, y te repites una y otra vez todo ese tipo de frases hechas. A ratos te da por pensar en todo lo que cambiarías del pasado; en lo que dirías o harías de otra manera, aquí y allá... 
Después, el tiempo discurre y crees que ya pasó; que el agujero asesino de seguridades ya se ha cerrado... Pero entonces un buen día, meses después, te encuentras mirando a esos dos pequeños renacuajos. Apenas tienen 8 meses de edad. Son todo energía y flexibilidad. Cuando ven algo lo ven por primera vez. Sus reacciones me impresionan. Tanto asombro, tanta energía, tanto despliegue de vida... tanta alegría en su ser y en su mirada. Y te viene sin querer que ellos también morirán. Y a tu mente, enferma de abismos, acuden ideas del tipo: "¿quién de los dos morirá primero?" Y, mientras intentas sacudirte esas moscas negras de tu interior, se te engancha una espesura triste y perpleja ante esta existencia que no entiendes, ni creo que nadie entienda, ni pueda entender. Salvo los árboles. Llamadme loco, pero tengo fe en ellos. En su conciencia sencilla, que vive, sabe y no se cuestiona, sin necesitar apenas nada. Si me preguntáis por qué, no sabré qué contestar...

Hace años... Recuerdo aquella paz, de aquel momento... Tal vez por eso tenga fe en los árboles, y en esta vida absurda que no entiendo.

Como consecuencia de todo, últimamente doy vueltas sobre la importancia de los momentos y la gilipollez de algunas convenciones. No quiero perder el tiempo en cosas que nada tienen que ver conmigo. No necesito esa falsa seguridad de grupo vivo-muerto. No quiero ser "guapo" ni "cool" para los demás, ni que se me pase un te quiero. Necesito algo, y no sé el qué, pero no eso. 
A veces tengo que salirme del marco, aunque no deje de ser una oveja más de este extraño rebaño.

Cada suspiro cuenta demasiado. 

Hay una vida en cada uno de ellos que se pierde si no se vive...






miércoles, 9 de agosto de 2017

1. No sé nada y ya no es una pose / 2. ¿Quién soy? / 3. Vía de escape.



"Los valientes duermen solos" Georges Pierre Seurat


1. Pensé que sabía algo. Me equivoqué.
Pensé que podría ayudar. No supe hacerlo.
Pensé que había alguna seguridad. No existe ninguna.
Vacío de certezas.
Absoluto vacío.

Las rutinas apenas cubren el roto del bolsillo
por el que cae todo lo que meto en él.
No hay miguitas de pan para recordar el camino de vuelta a casa.
Con los ojos vendados, diez mil giros.

Cae la venda. Y ahora, ¿qué?

Sin un porqué...
Sin porqué.
Sólo Esto.




---------------




2. Como intentar atrapar al viento...
Así son los recuerdos
y la vida también.

La vida vivida ahora, aparenta tanta solidez...
Nada más lejos de la realidad.
Y no me hacen falta físicos
descripciones teóricas
ni mecánica cuántica para conocer
lo efímero de todo.

Mis manos juegan con tu pelo
o acarician tus caderas
dotadas de curvas infinitas.
Se detienen en tus labios
carnosos, perfectos.
Sus comisuras, hasta donde
resbalan mis ojos...

Miro la hierba crecer.
Escucho el sonido del viento
entre las hojas de los árboles...
Me maravillo y lo intento atrapar.

Vano, reincidente intento.
Lo inherente a la vida
es el vacío de contenido que acotar.

Soy un tonto que intenta atrapar instantes
con los dedos de sus manos,
o con las manos de su mente.
Un tonto, vacío en su inherencia de contenido también.

Perfecto y vacío, como todo lo demás
en este asombroso mundo de viento.




--------------------

Pour I.


3. Pido perdón
a quien tanto defraudé en mi vía de escape.
Tanto, que se tuvo que alejar, dolida,
sin entender nada.
Pido perdón
a quien no supe explicar el porqué
de mis formas, mi alejamiento y mis modos.
Pido perdón
a quien tanto me quiso
y a quien tanto quise yo,
y...

(La verdad no se dice, se siente y se hace, lo sé... por eso,
porque no puedo, ni sé qué decir, ni qué explicaciones dar por lo que hice,
ni siquiera si hoy sería capaz de hacerlo mejor, te pido perdón. 
Existen mil formas de dañar la amistad,
tantas como para dañarse, o no entenderse, a uno mismo.
Es un hecho cierto que se puede dañar profundamente sin intención.
Sin embargo no puedo excusar el conocimiento de heridas abiertas.
Debería haber pensado que ahí, justo ahí, de esa manera, te haría daño...)

Tal vez esperaba algo también
que nunca pedí
en esos momentos, y adivinos no somos.
Pero es igual, la expectativa no es buena
consejera en nada, bien lo sé
y mucho menos si calla y no se muestra.

Ayer te estuve leyendo
hasta las 4 de la madrugada,
recorriendo nuestras letras
entre risas y lágrimas.
Y recordé cuánto te quería,
Y sentí que habías salido
de mi vida, pero no de mi mente.
Y te eché mucho de menos también...

Así que hoy, torpe como siempre, hago esto
y no pido nada.
Y te digo que allí donde estés
te seguiré queriendo
y deseando que seas muy feliz.

Si no hay contradicción es dogma, ¿recuerdas?

Sé que estás bien. Que estáis bien.
Con eso basta.




Pd. Aprovecho para pedir perdón también por mi ausencia total a otras estupendas personas... y para agradecer su cercanía a otra muy especial. Gracias. Te quiero. Ponte buena pronto, personita maravillosa.