martes, 15 de mayo de 2018

Let's play




     Y tiró de la cadena del retrete de su propia intrahistoria personal. Años, siglos, ya no significaban nada, pensaba. Pobre iluso. ¿Acaso se creía compuesto de otra cosa que retazos de tiempo, de miradas, besos, caricias y reproches? Pero son viento, ¿no?, razonaba. Nada importante al final... Atrapado en una sola cara de la moneda se obligaba a creer que sólo lo eterno tenía sentido. No quería acordarse de la luz que desprenden los momentos. Justo cuando suceden, ya han pasado. Pero... esa luz y su nostalgia...
Déjate de tonterías chaval. Monta, cabalga el momento de nuevo, hasta el ocaso. No te detengas, pero no rechaces el dolor; sólo así podrás acceder otra vez al brillo de la luna reflejada en el estanque, en la eterna noche incomprensible que acontece justo en este huidizo momento. No olvides nunca el brutal asombro que desprende la vulnerabilidad de aceptar que no eres nada, pero lo eres todo, cuando, soltando, el poderoso torrente que te lleva te atraviesa sin resistencia. Esa vida desbocada que se desborda...

Bien, ¿qué toca ahora? Juguemos.






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